martes, 17 de julio de 2012

La libertad de horarios y sus consecuencias para los comerciantes

Después de darle caña varias veces al desastre de legislación que nos está regalando Mr. Barbie (como el Dr. Carlos Rodríguez Braun le llama), para una cosa que hace bien habrá que aplaudírsela.
Yo ahora, por desgracia (aprovecho para recordaros que mi perfil laboral está en el lateral izquierdo y busco ansiosamente trabajo), no soy ni empresario ni trabajador, pero he sido muchos años empresario y tenía una empresa que como norma no trabajábamos fines de semana (ni sábados ni domingos). No estaba prohibido (sector transportes), pero no compensaba. Pero había ocasiones en que el cliente lo necesitaba así, y así lo hacíamos. Eso sí, le cobrábamos un porcentaje extra y ese mismo porcentaje extra se le aplicaba a la paga a los trabajadores. También fuí autónomo en la hostelería/espectáculo y por supuesto trabajaba de forma habitual en domingos y festivos (inclúyase Nochevieja), y luego como empleado, cuando ha habido que trabajar en finde lo he hecho.
 
Aplicado al comercio, ¿cómo puede afectarles esta libertad de horario?

En los sitios con población fija permanente, poco aumentarán las compras, que simplemente se repartirán en un día más, y eso conlleva que poco aumentará el empleo:  Si una tienda pequeña los domingos vende muy poco, o no abrirá o si abre lo hará sobrecargando de trabajo a la familia propietaria pero no propiciando contratos. Si un gran centro comercial los domingos no vende mucho y esa venta se detrae de las que hay entre semana, tampoco contratará, simplemente reordenará los turnos.

En cambio, en los sitios con bastante población visitante (sitios muy turísticos, donde se reciben cruceros o la gente viene a propósito a hacer turismo, o se reciben congresos, o de cualquier forma hay grandes picos de visitantes exteriores) sí habrá un aumento grande de las ventas. Es evidente que un lugareño puede pasar su cumpra del viernes al domingo por comodidad, y si le quitan la opción devolverla al viernes. En cambio un visitante que sólo está el domingo, o compra el domingo o no compra. Y si está sólo el fin de semana sus posibilidades de comprar se duplican si el domingo es hábil. Por tanto en esos sitios sí que se producirá lógicamente un aumento de las ventas y la contratación. Incluso se produciría un círculo virtuoso que anularía lo que ahora es un círculo vicioso: no sólo se venderá más a los visitantes, sino que es más fácil que éstos se animen a volver sabiendo que, además de todos los atractivos del lugar, van a poder comprar con libertad. Lo que no implica que todos compren siempre, por supuesto, pero siempre es un atractivo saber que uno puede hacer algo si le apetece.

En cualquier caso la clave está en el término LIBERTAD de horarios: a nadie se le obliga a abrir un domingo. Veamos los bares: abren libremente los domingos, pero en mi barrio, como no les compensa, sólo uno de los diez más cercanos abre. Y ése hace negocio porque recibe a todos los "bareros" del barrio, pero si tuviera que repartir con otros, no le compensaría. En cambio en cualquier zona de playa a ningún propietario de chiringuito se le ocurriría cerrar un domingo, ya que perdería MUCHA facturación, y si para abrir el domingo ha de contratar más gente, lo hará, porque la recaudación lo compensa ampliamente. Y en el círculo vicioso que comentaba antes, si en una playa los domingos, por ley el Ayuntamiento obligase a cerrar los bares, probablemente esa playa pronto dejaría de atraer domingueros. Por tanto, y lo no lo digo con ironía sino muy en serio: VIVA LA LIBERTAD, y eso conlleva beneficios tanto para el que libremente abre como para la sociedad en general, y el que no ve esos beneficios, que puede tener mucha razón en no verlos porque en su caso no existan, simplemente que libremente no abra

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